
La mejora de la calidad de los combustibles es un deseo de todos los Ecuatorianos, tal acción nos beneficiaría mucho, desde la perspectiva mecánica, ambiental y económica, teniendo impacto en muchos sectores, sin embargo es necesario hacer ciertas aclaraciones y profundizar cierta información, que junto a la incluida en noticias como ésta, permita que el ciudadano dimensione de forma más real la problemática e incluso se evite decepciones.
La generación de CO2 NO ES IGUAL A GENERACIÓN DE HUMO.El carbono que se encuentra presente en el combustible, idealmente reacciona con el oxígeno del aire para transformarse en CO2 y como consecuencia se genera calor y trabajo, que es aprovechado para el movimiento del motor.Sin embargo en la realidad, esto no sucede. El carbono no se convierte totalmente a CO2 y se queda en pasos intermedios, como Monóxido de Carbono (CO), Hidrocarburos inquemados (HC) y carbón (material particulado).Es decir una combustión más eficiente, más ecológica será aquella que forme menor cantidad de estas especies intermedias y más bien forme mayor cantidad de CO2.En una combustión diésel no eficiente, en vez de formarse de CO2, las gotas de diésel inyectado salen en forma de partículas de carbón.De ahí que no es lo mismo generación de CO2, que generación de HUMO.

En forma macro la generación de CO2 está en función de la cantidad de combustible que se consume. Hubiese sido concluyente en el reportaje determinar qué tan grande es el parque automotor y cuánto es el consumo de combustible en cada país en la región, incluso hacer referencia al tipo de tecnologías de motores presentes, para poder comparar de una forma técnica.


Reiterando que una combustión más eficiente, más completa, es aquella que aprovecha mejor el poder calórico del combustible y tiende a formar mayor CO2, hay circunstancias que permiten que se presente un mayor aprovechamiento y eso sí está vinculado a la calidad del combustible.
La ingeniería de los motores de gasolina ha evolucionado, presentando motores más pequeños y más eficientes, con una mayor relación de compresión incluso, pero por otro lado demandando más octanaje. Usar menores octanajes que el requerido puede causar daños y el consumo de combustible va a aumentar, produciendo mayor CO2, CO, HC y otros. Habría que analizar en qué porcentaje se disparó el consumo de combustible por la falta de octanaje, lo cual desde nuestra experiencia podría estar entre un 10% -15% en el parque automotor a gasolina circulante.
En el caso de los automotores a diésel circulantes, podría tenerse un gran decepción, ya que en un caso hipotético de que en el día de mañana, en el país se distribuyera un diésel de mejor calidad y hablando concretamente SIN AZUFRE, probablemente los vehículos que HUMEABAN, al consumir este nuevo combustible AÚN LO HAGAN. Se produce humo, simplemente porque se tiene una combustión deficiente y hacer funcionar un motor a más de 2800 m de altura, es evidente que va a tener consecuencias.

Una mejora en el CETANO del diésel en nuestro país, en cambio sí podría tener una incidencia en el consumo de diésel y en la menor generación de HUMO, pues esta característica está relacionada directamente con la facilidad de quema. En forma muy general, el aumento de cetano en unos 3 puntos de acuerdo a nuestro criterio técnico, podría disminuir la cantidad de humo en alrededor de un 20% y posiblemente se mejoraría alrededor de un 5% en el consumo. Estos valores deberían ser ratificados a partir estudios técnicos minuciosos. Podría inferirse que una disminución en el consumo va a disminuir en la misma medida (%), la generación de CO2.
El impacto de una mejora de los combustibles, en cambio tendría un impacto mucho más considerable en el parque automotor nuevo, ya que podrían incluirse tecnologías más modernas de automotores con menos consumos de combustibles. Menos consumos obviamente implicarían menor generación de CO2. Debería estimarse cómo la inclusión de estas nuevas tecnologías puede impactar en el futuro en la generación de CO2 de todo el parque circulante.
El CO2 es un gas asociado al calentamiento global y por ello existen proyectos mundiales que trabajan para su reducción, dando incluso paso a nuevas tecnologías que incluyen el uso de energía más limpias.
Sin embargo muy aparte del CO2, la combustión puede generar otros gases tóxicos para la salud humana. Al respecto existen normativas que controlan la generación de gases contaminantes que se generan durante la quema de combustibles en los automotores y salen por el tubo de escape. Los gases tóxicos normalmente controlados incluyen el CO (monóxido de carbono), el material partilculado (HUMO y otras partículas), NOx (óxidos de nitrógeno), SO2 (dióxido de azufre).
La tecnología de combustión avanzó mucho en el mundo y presentó sistemas de depuración de gases tóxicos muy sofisticados, incluyendo sistemas catalíticos que trabajando de forma muy similar a un filtro, prácticamente han controlado estos gases. Sin embargo estos sistemas de depuración requieren que el combustible no tenga azufre (S), ya que su presencia contamina el filtro, deteriorando los catalizadores, disminuyendo su eficiencia y vida útil. Esta es la razón por la cual el parque automotor circulante, en su gran mayoría, no cuenta con estos sistemas.
La inclusión de sistemas de depuración completos implicaría un costo adicional en el vehículo nuevo o bien un gasto para el dueño de un vehículo que deba adquirirlo, sin embargo el colocarlos mejoraría la calidad del aire que respiramos en las ciudades en el Ecuador, aun sabiendo que el sistema de depuración va a durar menos de lo establecido idealmente por la presencia de azufre.
Hablando concretamente del humo que generan buses y camiones, de igual forma el uso de filtros de partículas o alternativas a ellos, inmediatamente disminuirían la generación de humo, aun cuando no existieran mejoras en la calidad del combustible. Habría que establecer el impacto económico y el costo que implicaría adoptar estas medidas por parte de toda la cadena de transporte, en pro de la salud de los ciudadanos, así como alternativas adicionales que pueden ser llevadas a cabo como el uso de tecnologías de aditivos para diésel , relacionadas con aumento de cetano o bien de catálisis de combustión.
En general las imágenes del humo saliendo de un automotor diésel, muy difundidas en noticias, presentan detrás una realidad que debe ser más analizada y no es acertado relacionarla directamente con la generación de CO2.
Una mejora en la calidad de los combustibles es totalmente deseable, implicaría un menor consumo al usuario, permitirá la inclusión de tecnologías más modernas y en esas medidas menor generación de CO2 por vehículo, sin embargo es necesario contemplar que la cantidad de este gas finalmente emitido al ambiente, puede estar asociada a factores que pueden tener una mayor incidencia que la naturaleza del combustible, como por ejemplo la dinamización de la economía, mayor cantidad de vehículos circulantes en el país, mayor cantidad de fletes y otros que eleven la cantidad global de combustible utilizado y por ende una mayor transformación a CO2.
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